Comunicación en el centro de la modernidad
Nada volverá a ser como antes de que llegaran los medios de
comunicación de masas.
Toda reflexión crítica puede ser sospechosa, toda crítica
fuera de lugar, en un contexto o un área fuera de las criticas toda postura de
duda puede resultar ser interpretada como en contra.
Las tecnologías son el elemento evidente de la comunicación.
La esencia es entonces el modelo cultural que se transporta a través de
ellas, pero el salto frecuente de
las tecnologías no da pie o tiempo a una reflexión y crítica de las mismas.
Las nuevas tecnologías representan la resistencia del hombre
a pensar en una teoría o una reflexión acerca de la comunicación en cuanto a sí
mismo y a la sociedad.
El insuficiente valor teórico dado a la comunicación desde
la parición de los medios masivos de la radio y la TV, numeroso discursos
rodean y llenan la comunicación, aumentados por las proezas tecnológicas.
En la medida que las nuevas tecnologías parecen resolver
dificultades de la comunicación directa,
restar las fallas de las anteriores tecnologías, al mismo tiempo amplían sus
riesgos, su velocidad no da tiempo al análisis ni la crítica de las mismas.
Toda “nueva” tecnología va siempre acompañada de un vinculo
nuevo entre comunicación y
sociedad, lo que complica aun más el análisis ya que históricamente,
todas los medios masivos no lo han tenido, y a la par de estos no ha habido reflexión
teórica.
La presencia de las nuevas tecnologías en todos los ámbitos
cotidianos de la vida hace que la sociedad sea cada vez más propensa a su uso,
y cuesta más dejarlas de lado, es más fácil acoplarse y aprende que dejarlas de
lado o tomarse un tiempo para la reflexión.
El resultado de las tecnologías no prohíbe una reflexión
sobre la comunicación, si no que la reclama cuando las diferencias van desplazándose
entre la “buena” comunicación de las tecnologías y la “mala” comunicación hombre
sociedad.